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Terminaba el post anterior apuntando la posibilidad de entrar a "desantropomorfizar" la idea de Dios diseñando el Universo. Confío en hacerlo más adelante, pero hoy seguiré rebatiendo, o más bien puntualizando, algunas de las afirmaciones de Paul Davies sobre el argumento del diseño que llevó a su libro "La mente de Dios". Y es que sin descalificar dicho argumento (en el sentido de darle por no-válido), lo cierto es que algunas afirmaciones lo desacreditan (en el sentido de minorar su utilidad y reputación).
En los anteriores posts ya hemos visto algunas de esas afirmaciones. Ahora nos centraremos en la que descalifica a los argumentos analógicos como pruebas, aunque reconociéndoles suficiente valor como para fundamentar hipótesis.
Tras proponer la ridícula comparación del argumento de Paley con un argumento basado en un organismo biológico en vez de un reloj, escribe apuntando al argumento del diseño: “Claramente ningún argumento analógico puede establecer una prueba. Lo mejor que puede hacer es ofrecer soporte para una hipótesis”. (“Clearly no analogical argument can amount to a proof. The best it can do is to offer support for a hypothesis”). (En "La mente de Dios", de Paul Davies, en el capítulo 8, sección ¿Ha sido el Universo diseñado por un Creador Inteligente?).
¿Qué decir a esto?
Pues que estoy totalmente de acuerdo, pero..., pero...
Pero sigue sin gustarme.
En una lectura hasta ese punto, la impresión que se saca del argumento del diseño es negativa.
Cuando hablas con alguien cara a cara, los gestos y la forma de expresión contribuyen a dar sentido al mensaje. Si das un regalo, la expresión de la cara y la entonación de las palabras del que lo recibe al darte las gracias denotan con bastante claridad si el regalo ha sido de su agrado.
Con un texto escrito pasa algo similar, aunque guardando las distancias. Al margen de la información que se transmite, es el contexto y las palabras elegidas las que provocan en el lector una determinada actitud hacia el mensaje transmitido. En este caso, es el contexto anterior a la frase que he referido más arriba junto con la contraposición de expresiones escogidas por Davies las que me producen la sensación de rechazo: “prueba”, “lo mejor que”, “hipótesis”.
(Nota: En el contexto posterior, sin embargo, Davies se dedica a defender la validez de este tipo de argumentos: "Está también el caso que la mayoría de la gente razonable acepta otros argumentos analógicos sobre el mundo. Un ejemplo...").
Totalmente de acuerdo con que el argumento de diseño, al igual que cualquier otro argumento analógico, nunca "puede establecer una prueba".
Pero, me pregunto si es posible que alguien considere factible encontrar alguna prueba que le convenza de que Dios realmente existe. Ya dije en un anterior post sobre este asunto que “… aunque ningún razonamiento sobre la existencia de Dios puede equipararse a una demostración matemática, ni jamás se podrá comprobar su existencia de forma empírica, el razonamiento popularizado por William Paley es uno de los mejores argumentos a favor de la existencia de Dios”.
Y es que los conceptos de Dios y de prueba son “antitéticos”. Pertenecen a “realidades diferentes”.
La palabra prueba se utiliza en muchos ámbitos, teniendo diversos sentidos: ensayo, examen, intento, infortunio, demostración, evidencia, etc. Pero en lo que nos concierne para este asunto sólo hay dos sentidos posibles: prueba como demostración y prueba como evidencia probatoria.
La evidencia probatoria
En la elaboración del conocimiento sintético, el que proviene de la experiencia y/o de la experimentación con el entorno, es donde la prueba como evidencia probatoria resulta fundamental. Sólo este tipo de conocimiento aporta nueva información sobre la realidad que nos circunda. A él dedican su trabajo los científicos y demás profesionales volcados en la clarificación de la realidad física o histórica de cualquier ámbito.
Para la elaboración de este tipo de conocimiento, la prueba como evidencia probatoria siempre tiene su origen en el mundo físico. En el ámbito científico, “Se espera que tal prueba sea de índole empírica (obtenida por observación o experimentación) y que sea obtenida a través del método científico”. Incluso en el ámbito jurídico o policial, las pruebas siempre provendrán del mundo físico: el arma con huellas, las imágenes grabadas, los testimonios de los que han visto u oído la “realidad física”, …
La argumentación demostrativa
Asimismo, en relación al conocimiento sintético, se utiliza también el término "prueba" para referirse a la argumentación que demuestra la veracidad de las teorías. Pero en este tipo de conocimiento, cualquier estructura argumentativa partirá siempre de los datos o información obtenidos de la observación o experimentación en el mundo físico.
Así, pues, siempre que referido al conocimiento sintético o empírico (física, biología, sociología, historia, arqueología, …), hablemos de pruebas estaremos haciendo referencia al mundo físico, del cual se habrán obtenido inicialmente esas informaciones probatorias por observación o experimentación.
También se suele utilizar el término prueba referido al conocimiento analítico. Hay disciplinas que se desenvuelven totalmente al margen de la realidad física, como las matemáticas.
Aclarando un poco lo de sintético y analítico
Puede resultar lioso hablar de conocimiento sintético y analítico, puesto que en el ámbito de las ciencias empíricas (las que antes he relacionado con el conocimiento sintético) es preciso “analizar” para entender bien la naturaleza de lo que se estudia. Es lo que se hace en los laboratorios de análisis. Para entender bien, es preciso “analizar”; lo que no es más que dividir, separar y escrutar la composición de la complejidad para bien entenderla. Y una vez entendida, es preciso “sintetizar”, juntar lo aprendido para armar el conjunto de conocimientos adquiridos de la naturaleza en estudio.
Pero en relación a la forma en que se construye el conocimiento, podemos distinguir entre conocimiento analítico y conocimiento sintético. En el primer tipo encontramos disciplinas como las matemáticas o la lógica. La característica fundamental de estas disciplinas es que la veracidad de sus conjuntos de conocimientos sólo depende de la coherencia interna y de los significados atribuidos a las expresiones lingüísticas o simbólicas involucradas. Para construir el entramado de estos conocimientos no es preciso recurrir a la naturaleza para comprobar o experimentar y adquirir información. Todo brota de la mente humana: Sólo es preciso analizar el significado de los términos incluidos en las afirmaciones y deducir “coherentemente” las consecuencias de ellos para obtener nuevas afirmaciones, que serán verdaderas dentro de ese “sistema de verdades”. Es lo que sucede con las matemáticas: Un matemático encerrado en una habitación sin acceso ni conocimiento de la realidad externa sería capaz de elaborar todo el conjunto de conocimientos de las matemáticas “desentrañados” hasta hoy. Digo “desentrañados” y no construidos, como dije más arriba en relación al conocimiento sintético, porque en las matemáticas no se construye nada nuevo. Todas el “mundo de las matemáticas” ya existe en el “universo mental” de los seres humanos, aunque no se tenga conciencia de gran parte de él. El nuevo conocimiento que elabora el matemático no es más que el fruto de la indagación que hace “dentro” del conocimientos previamente ya clarificados. No inventa nada nuevo, simplemente saca a la consciencia lo que ya estaba implícito en ese "mundo de ideas" que son las matemáticas. Cuando Jacques Hadamard demostró el teorema de los números primos, no tuvo que salir al campo para conseguir cuadrar la demostración. En todo caso, para relajarse; pero no para buscar información de la realidad externa a su propia mente (¡Ojo!, las anotaciones en pizarra o papel no le aportaban nada más que la posibilidad de centrar y clarificar su pensamiento).
Pues bien, volviendo de nuevo a la prueba en el ámbito del conocimiento analítico, cuando en este ámbito se habla de prueba, se hace referencia a las demostraciones: las cadenas argumentales que llevan de unas verdades conocidas a otras verdades desconocidas hasta ese momento cuya garantía de veracidad radica en la coherencia de los diversos pasos argumentales de la demostración. En este caso, las “pruebas” nada tienen que ver con el mundo físico. Todo el entramado argumental se desarrolla en la mente (con las ayudas precisas de pizarras, lápices, ordenadores etc. que sean precisos para clarificar y acelerar el proceso de razonamiento).
Las pruebas en la construcción del conocimiento empírico siempre provienen del mundo físico, las entendamos como evidencias probatorias directas, o como razonamientos que partiendo de las evidencias probatorias concluyen las verdades que se incorporan al acervo de conocimientos de la materia en cuestión.
Las pruebas en el conocimiento analítico no son más que razonamientos sobre “realidades” que se originan y se desenvuelven exclusivamente en la mente humana.
La cuestión: ¿Es posible demostrar la existencia de Dios a partir de pruebas obtenidas del mundo físico o probar su existencia mediante razonamientos analíticos?
(El 09/05/2024 todos los enlaces incluidos en este post estaban activos.)
(Nota: Inicialmente el contenido de este post ocupaba tres post, [publicados el 26/05/2024 y el 10/06/2024], pero he decidido unificarlos a fin de no acumular tantos posts en una misma serie)
(26.05.2024)
Aun estando de acuerdo con la afirmación de Paul Davies de que "ningún argumento analógico puede establecer una prueba", en absoluto la acepto en el contexto que él la incluye: la posibilidad de que el universo, al igual que los ingenios humanos, haya sido "diseñado" por alguna entidad inteligente.
Y es que buscar pruebas en el Universo que demuestren la existencia de Dios es tanto como "buscar peras en un olmo". Al igual que la naturaleza del olmo no le permite dar peras, la "naturaleza" del Universo le imposibilita ofrecer pruebas de entidades o de "sucesos" que sobrepasan su realidad física.
Cuando no se es consciente de esta imposibilidad, el pensar que no hay pruebas de la existencia de Dios induce la conclusión de que, por tanto, Dios no existe. Cuando en realidad hay gran cantidad de indicios, no pruebas, que sólo son explicables recurriendo a la hipótesis de que "Dios sí existe”. De ahí mi descontento al toparme con la afirmación de Paul Davies de que "ningún argumento analógico puede establecer una prueba", puesto que lo afirma en el contexto del argumento del diseño, como hemos visto anteriormente.
A fin de clarificar porqué es imposible encontrar pruebas que demuestren la existencia de Dios, me dediqué más arriba a mostrar que siempre que nos refiramos a pruebas quedamos circunscritos al ámbito de nuestro mundo físico (conocimiento sintético, el que proviene de la observación y experimentación con la naturaleza externa, como la física) o mundo mental (conocimiento analítico, el que surge y se desarrolla exclusivamente en las mentes humanas, como las matemáticas). Falta por aclarar porqué la existencia de Dios “se escabulle” de esos ámbitos, y, por tanto, de la posible conexión con pruebas obtenidas en cualquiera de ellos.
Empezando por el conocimiento analítico, creo que es bastante fácil comprender que jamás ninguna "prueba" (en realidad demostración) nos permitirá demostrar la existencia de Dios.
Según vimos más arriba, todo el conocimiento analítico se circunscribe al "mundo mental". Su desarrollo no es más que la indagación, "análisis" o “escrutación” de las posibles relaciones lógicas entre diversidad de conceptos producidos por y en la mente humana, sin ninguna relación con el “mundo exterior". Toda “nueva verdad analítica" que descubra algún sagaz pensador siempre estará circunscrita al intelecto. No tendrá ninguna relación con el mundo exterior.
Pero si Dios realmente existe, su ámbito de existencia no será la mente humana. El dios que sólo exista en el intelecto no será más que un ser ficticio tan irreal como Superman.
En este punto, me gustaría hacer un inciso para comentar "una prueba" o demostración tradicional en la teología. Me refiero al argumento ontológico, muy controvertido desde que lo propuso inicialmente Anselmo de Canterbury en 1078, en su obra "Proslogion".
Básicamente este argumento se puede sintetizar así:
Si definimos el concepto de Dios como lo más grande y perfecto que se puede pensar, por fuerza tiene que existir realmente. Y es que, si existiera sólo en la mente humana y no se correspondiese con una entidad real, ya no podríamos decir que es lo mas grande y perfecto que existe, puesto que cualquier cosa realmente existente es más perfecta que cualquier idea solamente circunscrita al mundo mental.
Yo opino como Tomás de Aquino: " Y de que concibamos intelectualmente el significado del término "Dios" no se sigue que Dios sea existente, sino concebido en el entendimiento. Y, en consecuencia, el ser más perfecto que se pueda pensar no es necesario que se dé fuera del entendimiento".
Y es que la conclusión de ese argumento no se puede mantener, puesto que pretende concluir verdad en el mundo físico partiendo exclusivamente de definiciones elaboradas por el ser humano en su intelecto. Como cualquier razonamiento analítico lo más que puede hacer es "desentrañar" lógica y coherentemente lo que ya está implícito en las definiciones de las que parte. Y, por tanto, la conclusión, que no será nada mas que el “afloramiento" a la consciencia de alguna verdad ya implícita, sólo tendrá vigencia en el mundo mental del ser humano, y no en la realidad externa al intelecto. Cuando se razona partiendo exclusivamente de constructos mentales, se obtendrán solamente conclusiones mentales, nunca verdades universales.
Así, pues, en el ámbito del conocimiento analítico, como bien dice Paul Davies en el contexto del argumento del diseño del Universo: "ningún argumento analógico puede establecer una prueba". Pero ni para probar la existencia de Dios ni para demostrar ninguna verdad externa al intelecto humano. Por lo que afirmarlo en referencia al debate sobre la posible existencia de Dios, ademar de ser una perogrullada, y precisamente por serlo, se convierte en una falacia: la de pedir imposibles. Y es que esperar del argumento del diseño que establezca una prueba de la existencia de Dios es tan absurdo como esperar que un olmo te de peras.
Con lo visto hasta aquí he pretendido aclarar porqué no es posible demostrar la existencia de Dios a partir de pruebas bajo el contexto del conocimiento analítico. Veamos ahora que hay respecto al conocimiento sintético.
(El 24/05/2024 todos los enlaces incluidos en este post estaban activos.)
(10.06.2024)
En el ámbito del conocimiento analítico quedó claro más arriba que "ningún argumento analógico puede establecer una prueba" (en el sentido de demostración): Imposibilidad tanto de probar la existencia de Dios, como la de demostrar cualquier verdad externa al intelecto humano.
Pero, ¿qué posibilidades tenemos en el ámbito del conocimiento sintético? ¿Se podrán encontrar en la naturaleza evidencias probatorias que, solas o sustentando argumentos, prueben la existencia de Dios?
Si en el ámbito del conocimiento analítico es imposible demostrar verdades externas al intelecto humano, en el ámbito del conocimiento sintético no solo es posible, sino que es lo consustancial a este tipo de conocimiento: o bien la evidencia probatoria "muestra” directamente la verdad a tus sentidos, o bien podrás argumentar en base a ellas y probar verdades inaccesibles directamente a los sentidos. Este tipo de conocimiento parte de lo que aprendemos observando o “preguntando” (mediante ensayos) a la naturaleza. Y sobre esa base, y mediante la reflexión y la síntesis, va construyendo todo el armazón del conocimiento que compartimos los seres humanos y que nos permiten “dominar” a la naturaleza: Tanto el conocimiento formal, académico o científico; como el informal aprendido por la propia experiencia o comunicado por familiares y convecinos. Aprendemos de la naturaleza y en ella aplicamos lo aprendido, para dominarla y tratar de configurarla a nuestra conveniencia.
Con el paso del tiempo, el cúmulo de conocimiento cada vez engrosa mas y abarca mayores ámbitos, tanto físicos como temporales. Los mejores ejemplos los tenemos en la astronomía, cosmología, biología y física cuántica. Hace no muchas décadas el conocimiento humano se circunscribía a poco más del planeta Tierra y algo del sistema solar, a las funciones básicas de los organismos biológicos y a las interrelaciones físicas macroscópicas. En cambio, hoy día ya se presume de conocer bastante de las profundidades del Universo, de su origen y desarrollo; de los “mecanismos” biológicos que nutren, desarrollan y reproducen los organismos biológicos; y de las intrincadas estructuras de las materias hasta los niveles cuánticos.
Así, pues, partiendo de la propia naturaleza, podemos conocer mucho. Mucho. Cada vez, más allá en el espacio, y cada vez más atrás en el tiempo. ¿Hasta dónde?
Bueno, quizás esto aún no se sabe con certeza, pero siendo optimista, yo diría que probablemente la humanidad llegará a conocer, y mucho, hasta los confines del Universo, y hasta el origen del mismo, supuesto que hubo un origen.
Pero por más optimista que se sea, ¿alguien cree que llegaremos a conocer más allá del Universo físico, partiendo sólo de información obtenida en el Universo físico? ¿Y que conoceremos algo de lo que “pudiese haber” antes del origen de este Universo?
Yo al menos no llego a concebir esa posibilidad. De lo que observamos y aprendemos de este nuestro Universo sólo podremos sacar conclusiones aplicables a este mismo Universo. No más allá.
Y entonces, ¿qué hay de Dios? ¿Dónde está Dios? ¿De existir, acaso está en el Universo, del que podemos aprender y sacar conclusiones?
De existir “un dios” dentro del Universo, quizás cabría la posibilidad de probar su existencia. Pero ese ya no sería el Dios al que nos referimos como el Dios creador. En todo caso, no sería más que un “producto” dentro del mismo Universo. Un “super” “ser”, quizás muy poderoso e inteligente capaz de generar sistemas planetarios y galaxias al igual que los humanos ya construimos satélites y estaciones espaciales; aunque a escala muchísimo mayor. Algo así como una especie de demiurgo al estilo gnostico.
Cuando yo me refiero a Dios, al igual que la mayoría de personas en nuestro contexto judeo-cristiano-islámico, me refiero al “concepto” de Dios que en párrafos anteriores mantuve que no permite una demostración de la realidad de su existencia: Un ser inmaterial, eterno y capaz de diseñar, ordenar la ejecución de ese diseño y supervisar la realización de lo ejecutado.
Primero hemos visto que no es posible demostrar la existencia de Dios en el ámbito del conocimiento analítico (partiendo de conceptos). Pero, aunque no se pueda demostrar Su existencia partiendo sólo del concepto mental, esto no impide que ciertamente exista un ser que se corresponda en cierta forma con esa idea: Una cosa es la existencia de Dios, y otra que se pueda demostrar su existencia real.
Y luego vimos que tampoco es posible en el ámbito del conocimiento sintético (partiendo de evidencias probatorias): Si las evidencias probatorias sólo nos permiten demostrar verdades circunscritas al mundo material y temporal de nuestro Universo, nunca podremos sacar conclusiones respecto a un Ser que ni es material ni está condicionado por el espacio o el tiempo. Si mantenemos que el Universo es Su creación, también es autor del espacio, el tiempo y la materia/energía; y, por tanto, está completamente al margen de ellos. Al igual que dije en el párrafo anterior: Aunque no podamos extrapolar conclusiones más allá del universo físico, esto no impide que exista un Ser que se corresponda en cierta forma con esa idea que tenemos de Dios: Una cosa es Su existencia y otra que se pueda demostrar a partir de evidencias obtenidas sólo del universo físico.
Y ahora, una vista atrás para recordar el contexto de todo lo que hemos visto: No, no. El objeto de este post no es Dios o su existencia, sino el argumento del diseño. Mi objetivo es dejar claro su valor como argumento a favor de la existencia de Dios. Descalificarlo porque al ser un argumento analógico no puede establecer pruebas es sacar conclusiones en base a una falsedad, puesto que es falso que exista la posibilidad de probar la existencia de Dios.
Es preciso tomar consciencia de la imposibilidad de probar la existencia de Dios. Como ya dije: “Cuando no se es consciente de esta imposibilidad, el pensar que no hay pruebas de la existencia de Dios induce a la conclusión de que, por tanto, Dios no existe. Cuando en realidad hay gran cantidad de indicios, no pruebas, que sólo son explicables recurriendo a la hipótesis de que "Dios sí existe"”.
Así, pues, si alguien te dice que no se puede demostrar la existencia de Dios, puedes responderle que “cierto”. Aunque también podrás aclararle que “tan cierto como que no se puede entender la existencia de este Universo sin contar con la hipótesis de una Inteligencia Suprema diseñadora y supervisora de la creación y evolución del Cosmos”. (Puedes leer esta serie de post).
“Porque las cosas invisibles de él, su eterno poder y deidad, se hacen claramente visibles desde la creación del mundo, siendo entendidas por medio de las cosas hechas, de modo que no tienen excusa. Pues habiendo conocido a Dios, no le glorificaron como a Dios, ni le dieron gracias, sino que se envanecieron en sus razonamientos, y su necio corazón fue entenebrecido”. (Romanos 1:20-21)
(El 08/06/2024 todos los enlaces incluidos en este post estaban activos.)
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