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(Nota: Enlazo como post siguiente el nº 13, sobre viajes al futuro, aunque cronológicamente lo publiqué antes; pues volví a tratar los temas de viajes al pasado a raiz de las publicaciones sobre ensayos al pasado)
Dejé pendiente en el post anterior plantear la interpretación de los resultados del ensayo realizado por el equipo de Miguel Navascués bajo el marco conceptual que NO considera el tiempo como una dimensión real, equiparable a las 3 dimensiones físicas bajo las que ubicamos cualquier objeto en el espacio (verticalidad, horizontalidad y profundidad).
Hoy nos dedicaremos a ello.
A pesar de lo absurdo de los imposibles bucles temporales (viajes al pasado para realizar acciones que modifican el presente imposibilitando el viaje al pasado, algo así como si yo intentase viajar para matar al bebé que fue mi madre), el equipo de Miguel Navascués se embarcó en el experimento cuyo resultado han interpretado como vuelta al pasado. Creen que, en la práctica, a nivel macroscópico, no es posible viajar hacia el pasado, pero que a nivel cuántico sí es posible: “En el mundo clásico, existe una inequívoca direccionalidad del tiempo,…. En este artículo, demostramos que estas mismas limitaciones no se aplican en el ámbito cuántico” [Véase en opg.optica.org].
Aun suponiendo que teóricamente fuese posible que las partículas del mundo cuántico pudiesen retroceder en el tiempo, supongo que “ellas” jamás lo intentarían. Es de suponer que no tienen voluntad como los humanos para pretender un viaje de ese tipo. Por tanto, son seres humanos los que se embarcan en experimentos para provocar regresiones de partículas en el tiempo. En consecuencia, por la intervención de seres humanos, no se puede mantener que lo que suceda en los experimentos esté restringidos exclusivamente al mundo cuántico. Los experimentos y sus resultados se producen y manifiestan en el mundo macroscópico. Así, pues, en relación a cualquier experimento que pretendan viajar en el tiempo no podemos ignorar las incongruencias que surgen cuando se considera al tiempo como una dimensión real, como la imposibilidad de matar al bebé que fue mi madre, o la de controlar la llegada de un fotón al pasado.
El quid de la cuestión está en interpretar el resultado tras un protocolo de rebobinado cuántico. El rebobinado cuántico no es más que la reversión del estado cuántico de una partícula. No más que conseguir que dicha partícula restaure el estado que tuvo antes de algún determinado cambio. Así lo expresa, por ejemplo, Joseph Shavit en thebrighterside.news: “Este método, llamado "protocolo de rebobinado", permite que cualquier partícula cuántica , como un electrón o un fotón, regrese a un estado anterior”.

¿Avanzando al revés?
Aun considerando que el tiempo fuese realmente una dimensión física, no acabo de entender por qué se interpreta que el regreso “a un estado anterior” del fotón es una regresión en el tiempo, un volver a un momento temporal anterior al presente. Cuando en una carrera de velocidad uno de los corredores se anticipa al disparo y anulan la salida, cuando se vuelve al “estado anterior” para reiniciar la salida, el tiempo no salta hacia él “momento anterior”, cuando se produjo la salida nula. Cuando los actores en los ensayos repiten escenas fallidas, no saltan atrás en el tiempo. En todo caso se reposicionan en el escenario, pero el tiempo sigue su curso y el reinicio comienza en otro momento más avanzado. Probablemente en las mismas posiciones físicas, pero no en el mismo momento cronológico (Nota: Aunque no comparto la visión del tiempo como dimensión o fenómeno que avanza, me explico habitualmente en términos que sugieren esa idea a fin de poder explicarme mejor, aunque también por el hábito adquirido durante años compartiendo el concepto de tiempo como dimensión).
Se me podría repetir que las limitaciones en el mundo macroscópico no son aplicables en el mundo cuántico. Y yo seguiría insistiendo en que, al margen de lo que ciertamente sucede a nivel cuántico, los experimentos enfocados a ese nivel siguen participando del mismo tipo de contradicciones que encontramos en el mundo macroscópico.
Pero vale; aun olvidándonos de que los procesos experimentales se realizan a nivel macroscópico (por la intervención de personas), ¿qué pruebas tenemos de que las reglas sobre el tiempo “no se aplican en el ámbito cuántico” (como afirman en el artículo publicado por el equipo de Miguel Navascués). Me temo que a este respecto podemos parafrasear el famoso verso de Quevedo :
El especular sobre el mundo cuántico
Es muy seguro especular
Porque nadie se puede adentrar
En ese mundo cuasifantástico
Más bien “situación anterior” diría yo. Me explico:
Vemos que si nos empeñamos en considerar al tiempo como una especie de carretera en la que “los fotones” pueden viajar tanto hacia adelante como hacia atrás no nos podemos librar de las incongruencias típicas de considerar el tiempo como una dimensión real.
Mi propuesta es olvidarnos de que el tiempo es una dimensión real, y conformarnos con que no es más que una “invención útil” generada inconscientemente a lo largo de siglos tal como expliqué en el post número 11.
Aunque ya lo hemos visto en posts anteriores, resumo aquí los aspectos principales de la idea que propongo:
Bajo esa concepción del tiempo, el resultado del experimento no presenta ninguna incongruencia:
El fotón no regresó a ningún tiempo pasado, puesto que no existe un pasado al que regresar. El fotón estaba, está y estará en el “eterno presente”. Como con cualquier entidad existente, sólo cambia la cantidad de acciones de su proceso existencial que se hayan culminado.
Quizás se podría pensar que regresó a un “pasado particular” de su “tiempo particular”. Pero tampoco, puesto que en eso que he llamado tiempo particular no hay una posible vuelta atrás. Al ser simplemente el desarrollo de las operaciones de su proceso existencial, siempre avanza, nunca retrocede.
Según esto, y en todo caso, la vuelta a un estado anterior sería más bien la vuelta a situación anterior, aunque no tanto en el sentido geográfico. El fotón no tendría porqué ocupar las mismas coordenadas que hubiese ocupado anteriormente (entendiendo “anteriormente” como situación referida a operaciones realizadas antes en el desarrollo del proceso existencial del fotón).
¿Qué sea posible revertir el sentido de avance (más bien de progreso) del proceso existencial del fotón? No me cabe duda. Igual que el frontón revierte el sentido de avance de una pelota, cualquier acción (o experimento) puede desviar, reorientar o revertir el sentido de avance de cualquier proceso con el que interaccione.
Supongo que es fácil imaginarse el proceso existencial en un ser vivo, pues se asocia a su desarrollo e intercambio con el entorno. Quizás sea menos fácil imaginarlo en una partícula atómica, como el fotón. Pero cualquier cosa o entidad implica un proceso existencial, aunque sea inerte y su existencia no implique desarrollo. Mientras exista como entidad y su “carga energética total” (tanto en forma de masa como bajo cualquier otro “formato” [cinética, calorífica, electromagnética,…]) no sea transferida o absorbida por otra entidad, seguirá existiendo y podremos referirnos a su proceso existencial. Incluso un asteroide perdido en el espacio tiene proceso existencial en el “eterno presente”. Su “tiempo particular” no será más que el avance en su desplazamiento sideral hasta que sea engullido por algún campo gravitatorio e integrado en algún planeta o estrella. Comparativamente con el tiempo particular de un ser humano será inmensamente mayor; al igual que el tiempo particular de cualquier persona también lo es comparado con el de un bosón W, cuyo proceso existencial sólo consiste en viajar la ínfima distancia de 10-18 metros durante 10-25 segundos.
Así, pues, el fotón también tiene un proceso existencial. Que no consiste más que en su desplazamiento hasta desaparición y cesión de su energía en alguna interacción con otra partícula. O bien continuar indefinidamente mientras degrada toda su energía viajando a través del espacio (y con el espacio, en la medida que éste en sí mismo se dilata, además de los movimientos relativos entre galaxias y demás objetos siderales) y acabar, probablemente, formando parte del fondo cósmico de microondas.
Bajo el enfoque del “eterno presente”, lo que le sucedió al fotón del ensayo del equipo de Miguel Navascués no fue el regreso al pasado de un tiempo colectivo y universal. Ni siquiera un retroceso en la dinámica de su proceso existencial, puesto que este siempre avanza en el “eterno presente”. Simplemente fue una vuelta a las condiciones en las que se encontraba antes del experimento, aunque algunas fases más avanzadas de su proceso existencial, en su “tiempo particular”.
Nota: Muy recientemente, el 16/10/2025, Rubén Prieto ha publicado en el debate.com una entrevista a Alberto Casas, doctor en física teórica, a raíz de la publicación de su libro “El paso del tiempo podría ser una ilusión”. Habida cuenta que es un tema muy relacionado con los posts que estoy publicando, adjunto un enlace a la entrevista, y también al libro de Alberto Casas.
(El 24/10/2025 todos los enlaces incluidos hasta aquí estaban activos.)
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