En el capitulo 4 del libro de Daniel se recoge un episodio de la vida de Nabucodonosor que se lee con cierto desconcierto. Si se es creyente como si no, lo cierto es que a todos sorprende el inaudito trance por el que pasó el rey de Babilonia:
Los “creyentes” lo aceptan como cierto porque Dios está involucrado en el episodio; y ya se sabe: "Dios lo puede todo". Pero no dejan de asombrarse por el "ocurrente" castigo infringido.
Los “no creyentes”, evidentemente, lo consideran una imaginativa historieta más de la que ellos consideran que es una colección de mitos y leyendas.
Pero,… los expertos en psicología,… lo consideran como el más antiguo caso registrado de una poco habitual dolencia: la boantropía.
En el capítulo 4 del libro de Daniel (versículos desde el 4 hasta el 34) encontramos 3 ocasiones en las que se describe la sintomatología que padeció Nabucodonosor:
En el texto bíblico descubrimos los siguientes síntomas:
Resumiendo: vivir y comportarse como un animal herbívoro. Más concretamente como un buey, según especifíca el mismo texto de Daniel.
Los versículos que recogen las descripciones son estos:
La interpretación del sueño de Nabucodonosor (Daniel 4:25).- “... te echarán de entre los hombres, y con las bestias del campo será tu morada, y con hierba del campo te apacentarán como a los bueyes, y con el rocío del cielo serás bañado; ...”.
La sentencia enunciada por la voz del cielo (Daniel 4:32).- “… y de entre los hombres te arrojarán, y con las bestias del campo será tu habitación, y como a los bueyes te apacentarán;...”.
El relato del cumplimiento de la sentencia (Daniel 4:33).- "En la misma hora se cumplió la palabra sobre Nabucodonosor, y fue echado de entre los hombres; y comía hierba como los bueyes, y su cuerpo se mojaba con el rocío del cielo, hasta que su pelo creció como plumas de águila, y sus uñas como las de las aves."
El erudito Tom Meyer refirió a express.co.uk las observaciones que el Dr. Raymond Harrison registró en 1946 sobre uno de sus pacientes:
“... la única anormalidad física del paciente era el alargamiento de su cabello y el engrosamiento de las uñas, las mismas anomalías que acosaban a Nabucodonosor [...] como el famoso rey, el paciente observado pasaba todo el día deambulando por el recinto del asilo desde el atardecer hasta el amanecer comiendo puñados de hierba y bebiendo de los charcos como un animal”.
Está clara la similitud del sindrome de este paciente con lo registrado en la Biblia sobre el trastorno de Nabucodonosor.
Pero no fueron sólo ellos los que pasaron por esta alteración del comportamiento. Según est de terapia a web(enlazada el 10-08-2022), existen 60 casos documentados, por lo que cabe pensar que también se habrán dado otros muchos de los que no hay constancia.
Así, pues, ya no es factible que los “no creyentes” consideren el relato de Daniel una historieta “imaginativa”, puerto que hay constancia en los 60 casos antes mencionados de que ese trastorno es (o ha sido) una realidad entre los humanos.
Como en otros posts donde hemos visto la historicidad de episodios Bíblicos considerados milagrosos, también en este me paro para aclarar que Dios no precisa actuar “sistemáticamente” en contra de las leyes naturales.
Me parecen totalmente desacertadas las definiciones de milagro que incluyen el término “sobrenatural”. Entre otras cosas, porque ¿quien puede hasta la fecha marcar los limites de lo natural, cuando la ciencia cada vez amplía más y más el ámbito de conocimiento de este mundo?
En el caso que nos ocupa, sería fácil, aunque estúpido, pensar que ya no es necesario pensar en milagros o intervenciones divinas porque “ya sabemos que Nabucodonosor no sufrió un castigo divino, sino que simplemente estuvo enfermo de boantropia”. Pero entonces, ¿cómo calificar el hecho de que Daniel pudo adivinar el futuro padecimiento de Nabucodonosor un año antes de que lo sufriese, o la voz celestial poco antes de que se iniciara?
Me gusta la definición de milagro que dio el príncipe Harald Sigurdsson de Noruega al groenlandés Leif Eriksson hacia el final del quinto capitulo de la serie Valhalla, la secuela de Vikingos (en Netflix).
Cuando el cristiano Harald aclara al pagano Leif el concepto de milagro le explica que “Es algo que solo puede explicarse a través de Dios”. Es una muy buena definición que no precisa recurrir a la “sobrenaturalidad”, y que encaja perfectamente la idea de “acción sobrehumana” (acción no explicable ni realizable con los conocimientos y técnicas humanas de la época en la que se produce el hecho).
Bajo la definición dada por Harald encajan perfectamente los hechos ocurridos a Nabucodonosor: Ningún ser humano podía prever ni provocar lo que le sucedió 12 meses después de que Daniel le aclarase que durante un tiempo se comportaría como un buey. El milagro en este caso no era tanto originar en Nabucodonosor un estado fuera de las leyes de la naturaleza, como preverlo y provocarlo en el momento deseado por Dios. En la idea de Harald, lo que le pasó a Nabucodonosor, fue algo que sólo puede explicarse a través de Dios, aunque lo que padeció no estuviese fuera del orden natural de las cosas.
(Nota: La definición de Harald que he recogido más arriba corresponde al diálogo en castellano. En los subtítulos aparece esta otra “Cuando pasa algo que solo se explica con Dios”, que tiene el mismo sentido. Pero en la versión inglesa, en los subtítulos aparece esta otra: “When something happens that can only be explained by God”, cuya traducción podría ser “Cuando pasa algo que solo Dios puede explicar”. Esa traducción no tiene exactamente el mismo sentido que la versión castellana, pues no es lo mismo poder explicar algo recurriendo al poder de Dios (idea que recoge la versión castellana), que algo que solo Dios pueda explicar. Pero bajo cualquiera de las dos traducciones va implícita la misma idea: no que el hecho desborde las leyes de la naturaleza, sino que el hecho escapa a los conocimientos y capacidades de los seres humanos).
Un detalle importante que confirma la intervención divina en el caso de Nabucodonosor es el hecho de que cuando se recuperó, él mismo reconoció que su padecimiento fue el correctivo que Dios le impuso por su soberbia:
“Mas al fin del tiempo yo Nabucodonosor alcé mis ojos al cielo, y mi razón me fue devuelta; y bendije al Altísimo, y alabé y glorifiqué al que vive para siempre, cuyo dominio es sempiterno, y su reino por todas las edades. [...] Ahora yo Nabucodonosor alabo, engrandezco y glorifico al Rey del cielo, porque todas sus obras son verdaderas, y sus caminos justos; y él puede humillar a los que andan con soberbia”. (Daniel 4:34,37)
Está claro que si previamente Nabucodonosor no hubiese oído la sentencia de Dios por boca de Daniel un año antes, y por la voz celestial poco antes de que padeciese la boantropía, él no hubiese asociado su enfermedad a la acción divina.
En las declaraciones del erudito Tom Meyer a express.co.uk también menciona la existencia de una tablilla cuneiforme que confirma el trance profetizado y relatado en el libro de Daniel. Estas fueron sus declaraciones: “El asiriólogo A.K. Grayson publicó una tablilla cuneiforme del siglo VI a.C., encontrada en Babilonia y ahora expuesta en el Museo Británico, objeto número 34113, que afirma que la vida de Nabucodonosor parecía carecer de valor y que continuamente daba órdenes contradictorias, no podía reconocer a sus propios familiares ni contribuir en ninguno de sus proyectos de construcción”.
El artículo en express.co.uk con las declaraciones de Tom Meyer (Enlazado el 16-08-2022)
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